Hablar de reinserción social no solo implica analizar lo que sucede dentro de las cárceles o lo que hacen las instituciones del Estado. Hay un factor tan poderoso como silencioso que muchas veces se omite: la opinión y el comportamiento de la propia sociedad frente al ex recluso.
Un reciente estudio realizado en el penal El Milagro (Trujillo) revela un dato preocupante: la sociedad peruana sigue siendo profundamente excluyente con quienes han salido de prisión, incluso cuando han cumplido su condena. ¿Qué significa esto? Que el estigma social no termina cuando se apaga el candado de la celda.
La segunda sentencia: la exclusión social
Según la investigación de Castro Huamán y Vargas (2023), los ex reclusos no solo enfrentan una “sentencia judicial”, sino también una “sentencia social”. Esto significa que la sociedad, al identificar a alguien como ex reo, tiende a rechazarlo, discriminarlo y apartarlo, dificultando cualquier intento de reinserción.
En la encuesta aplicada a 500 personas (ex internos y familiares), el 87% manifestó haber sufrido exclusión al intentar acceder a un trabajo, seguido del rechazo verbal, el aislamiento de sus círculos sociales, e incluso la estigmatización de sus hijos.
¿Cómo se expresa esta exclusión?
Entre las manifestaciones más frecuentes reportadas están:
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Negación de empleo por tener antecedentes.
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Rechazo social generalizado, incluso de vecinos o ex amigos.
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Estigmatización familiar, donde hasta los hijos son señalados en escuelas o espacios públicos.
La sociedad se convierte así en un obstáculo estructural para la reintegración, pues no ofrece oportunidades reales de cambio. Como señala el estudio, “la sociedad repudia al delincuente, pero permite el delito”.
La reinserción social no es un proceso que compete solo al INPE o al Poder Judicial. Involucra directamente a la sociedad en su conjunto. Si no cambiamos nuestra mirada sobre quienes han pagado su deuda con la justicia, seguiremos construyendo muros invisibles que perpetúan la desigualdad y la violencia.
Aceptar, apoyar y dar oportunidades reales a quienes buscan rehacer su vida es también una forma de justicia.
Historia de Reinserción: El Caso de Rudy Frank Espezúa Guzmán en Arequipa
Rudy, de 56 años, es padre soltero de siete hijos y abuelo de catorce nietos. Tras cumplir su condena, logró reincorporarse a la sociedad y actualmente trabaja en la Oficina Registral de Arequipa. Su historia es un testimonio de superación y de cómo la voluntad personal, junto con el apoyo institucional, pueden marcar la diferencia en el proceso de reinserción.

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